¿Y ahora qué?

No sé cumplió el refrán. “Entrenador nueva, victoria segura”. No ha sido así. Lo pero no es el resultado, la enésima derrota, lo peor ha sido ver que después de echar a Luis César nada ha cambiado. La actitud de los jugadores sigue siendo bastante reprochable y el juego colectivo es cada día más oscuro.

Es obvio que en una semana no se puede juzgar a Flores, ni mucho menos, y habrá que esperar hasta después de navidad, al menos, para comenzar a ver el Nàstic Flores. Lo que más duele al aficionado (y más aun a los 1.000 que se han desplazado hoy a Villarreal) es ver que nada parece haber cambiado más allá la pequeña modificación de sistema introducida por el nuevo entrenador.

Flores ha insistido toda la semana en la necesidad del equipo de ser fuertes y seguros atrás. Un buen equipo se construye desde una buena defensa, pero los errores se han repetido otra vez. En el primer gol Fuentes entra y remata sólo el centro de Riquelme y en el segundo Cani traza un pase que interior que se queda mirando toda la defensa del Nàstic, estática, inmóvil, impasible, como si nada de todo esto fuese con ellos.
El otro aspecto en el que ha insistido Flores esta semana ha sido en recuperar anímica y moralmente al equipo. Pero una vez más el equipo ha recibido el segundo gol inmediatamente después del primero, como si los granas entraran siempre en letargo después de encajar un tanto.

Le queda mucho, mucho, mucho trabajo a Paco Flores por delante, que en el segundo tiempo ponía una cara que era el fiel reflejo de la situación que vive el equipo. Y es que en sólo cinco días al mando del equipo, Flores ha comprendido que no va a ser fácil levantar a este equipo, un equipo que esta herido de muerte desde hace la jornada de la Romareda.

El Nàstic esta en coma. Lo estaba la semana pasada y el consejo, en contra del presidente, logró convencer a Andreu para que buscase en la destitución de Luis César el revulsivo que necesitaba el equipo. Cirujano nuevo: Paco Flores, con un buen historial en estas labores. Quizás el nuevo doctor pueda salvar la categoría, quizás no. Gran parte de la culpa de la situación que vivimos en estos momentos es de los padres de la criatura. Unos padres que han alimentado al equipo con jugadores que, hasta el momento, no ha demostrado estar a la altura de la situación. Yo, personalmente, creo que están capacitados, que tienen la calidad necesaria para salvar al equipo, pero de momento lo único que han demostrado es que todo esto les pesa demasiado.

Ahora, estos padres deberán meditar que hicieron mal para que el equipo haya ganado sólo un partido, haya empatado dos, haya perdido diez y haya recibido 28 goles en contra. Ahora, el señor José Sicart, director deportivo, deberá trabajar duro para reforzar la plantilla en enero si quiere tapar las carencias que acechan al equipo. Hace una semana, Luis César fue el sacrificado, los jugadores siguen ahí. Todos y cada uno de los jugadores que trajo Sicart para confeccionar una plantilla de Primera, y que suponemos que lo hizo en estrecha colaboración con el entrenador, ¿no? Bien, no olvidemos pues, quién es, al final, el máximo responsable de confeccionar la plantilla, porque ese es el trabajo del director deportivo de un club, ¿no?

Dejando esto de un lado, sólo nos queda el consuelo de ver que la salvación sigue relativamente cerca. Ya lo he dicho muchas veces, este año hay equipos que se pegaran tortas por ocupar los últimos tres puestos de la tabla. Esperemos que en los próximos partidos comience a notarse un poco más la mano de Flores y esperemos también que los jugadores se impliquen un poco más con el proyecto. Si todo esto no sucede, en pocas jornadas el director deportivo podrá comenzar a planificar la próxima jornada.
Lo malo de todo esto es que, tal i como ha demostrado hoy la brillante afición del Nàstic en el Madrigal con una buena dosis de ironía en sus cantos, la gente comienza a perder la esperanza al ver que las jornadas pasan y nada mejora.

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