Minucias contractuales...
Nos hemos malacostumbrado en los últimos años a ver como normal el hecho de que un jugador no pueda enfrentarse contra su exequipo. En este punto debemos matizar que esta situación se puede dar en dos contextos diversos:
- El jugador esta cedido a un club con una cláusula que le impide jugar contra el equipo del que es propiedad.
- El jugador se encuentra traspasado a otro equipo, pero en el momento de firmar el contrato de venta una cláusula especifica que no podrá enfrentarse a su exequipo.
El caso de Javier Portillo es el segundo, pues fue traspasado este verano al Nàstic. Cierto es que el club grana no pagó ninguna cifra por el traspaso, por eso su contrato estará, seguramente, repleto de cláusulas que beneficien al Real Madrid en una futura venta del jugador. Pero este es otro tema.
El caso es que su contrato también indica que no puede jugar contra el Real Madrid, al ser este su club de procedencia, aquel que le ha formado como jugador y que le ha pagado una elevada ficha en los últimos años.
En el mundo empresarial no deportivo también existen cláusulas parecidas a esta en su naturaleza, como la de confidencialidad o la de no poder ir a trabajar a una empresa de la competencia hasta pasados un determinado número de años desde que abandonas la empresa. Así que esta cláusula futbolística parece acorde con los tiempos que vivimos, en los que la empresa trata de obtener ventajas competitivas sobre la competencia aunque sea a base de privar al trabajador de algunas de sus libertades más naturales, como la de prestar servicio a su club o empresa.
Supongo que esta cláusula comenzó a introducirse en los contratos en el momento en que el Real Madrid vio que sus exjugadores (muchos de ellos habían abandonado la cantera madridista en busca de una oportunidad) comenzaban a amargarles partidos que el Madrid jugaba contra rivales pequeños en los que destacaban jugadores con pasada blanco.
A pesar de todo, me parece vergonzoso que con la de dinero que se mueve en el mundo del fútbol un jugador puede perderse un partido importante para su equipo debido a una minucia contractual de este calibre. El partido del sábado es muy importante para el Nàstic. No es trascendental, pero se trata de buscar la primera victoria en casa de la temporada y sumar tres puntos que les saquen de la zona de descenso. A pesar de todo, Portillo no podrá jugar, y todo porqué el Real Madrid tiene miedo (supongo, sino ¿Por qué le vetaría?) de que Portillo le amargue la noche a sus defensas y a Casillas.
Llegado a este punto, pienso: si el Real Madrid decide prescindir de Portillo es porque considera que tiene delanteros más eficaces, más peligrosos y con más gol. Entonces, ¿porque, siendo consciente de su clara superioridad, no deja que el rival juegue con todas sus armas?
El caso es que todo esto no hace más que beneficiar a los grandes de la liga y perjudicar a los más humildes. Esta claro que nunca un pequeño va a ceder un jugador al Real Madrid o al Barcelona, será siempre al revés, y será siempre el modesto el que no pueda contar con uno de sus mejores jugadores en un partido importante. El Real Madrid ha tenido la potestad de decidir que jugador del Nàstic no puede jugar el sábado. Sería mucho más justo si el Nàstic también pudiese dejar en la grada a Van Nistelroy.
Este tipo de matices contractuales me parecen absurdos y creo que sólo contribuyen a mantener la hegemonía absoluta de los ricos contra los pobres en un fútbol cada día más feudal y más a merced de los todopoderosos.
1 Comments:
Amigo llevas toda la razón, estas cláusulas, siempre son absurdas, pero en el caso de Portillo es cienv eces más.
En fin...una vez más soportaremos la tontería!!!
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