Ni la esperanza

A éste Nàstic no le queda ni la esperanza. Después de la derrota de ayer contra el Getafe la ilusión de la afición y del equipo queda reducida a un milagro. Los fantasmas de siempre reaparecieron en forma de errores defensivos, falta de acierto de cara a portería, pérdidas de balón…
La Primera División se le ha quedado grande al Nàstic y ahora corre el peligro de perder toda competitividad ante la inminente confirmación de un descenso anunciado desde hace tiempo.

A nueve puntos de la salvación, los mismos que tiene en su casillero, el equipo debería ganar unos diez partidos de la segunda vuelta que comienza dentro de quince días con la visita del Espanyol al Nou Estadi. Antes, el Nàstic viajará a Barcelona para cerrar la primera vuelta contra el Barça, un Barça herido por la derrota en Montjuic del sábado.
Así que se presenta difícil la empresa de los diez partidos, y más cuando el Nàstic no aprovecha las oportunidades de recortar puntos contra rivales directos, como contra la Real o el Betis, o la de los pinchazos de sus competidores más directos, como la jornada de ayer.

Ayer Flores se encomendó al trabajo y la dignidad para terminar lo más arriba posible, o lo menos bajo posible diría yo. El Sporting de Gijón posee el record de menos puntos en Primera División. Descendió con tan sólo 12 puntos. Parece difícil que el Nàstic pueda superar tan pobre bagaje, pero si el equipo quiere terminar la temporada con al menos 20 puntos deberá aplicarse y encomendarse al orgullo propio y a la dignidad.

Poco más hay que contar, y es que lo lunes de alegría parecen lejanos, al menos escasos. Ahora, disfrutemos lo que nos queda y preparémonos para la larga y dura travesía de la Segunda División.

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